Aunque la teoría del aprendizaje a distancia es que debería ser igual para todos, lo cierto es que, según informa McKinsey, dependiendo de si se trata de un profesor de una escuela financiada por el Estado o de una privada, los resultados son muy diferentes. Por un lado, “los profesores que trabajan en las escuelas más pobres consideraron que las clases virtuales eran especialmente ineficaces, calificándolas con un 3,5 sobre 10. En cambio, los profesores de los colegios privados obtuvieron una media de 6,2”. No es de extrañar que la diferencia se base en el acceso a los recursos necesarios para que este aprendizaje sea eficaz, y en el nivel de compromiso de los alumnos con el aprendizaje a distancia en relación con su nivel de pobreza. Si tenemos que hacer frente a una cuarta oleada de la pandemia, los responsables políticos deben tener en cuenta y analizar estos datos y seguir tomando medidas para abordar algunas de estas disparidades. El aprendizaje a distancia puede ser eficaz y productivo, pero necesita una serie de elementos clave para estar al alcance de todos los estudiantes, e independientemente de su origen social y sus medios económicos.

https://www.mckinsey.com/featured-insights/coronavirus-leading-through-the-crisis/charting-the-path-to-the-next-normal/remote-learning-gets-an-f-in-poorer-schools?cid=other-eml-dre-mip-mck