El tema de la brecha digital es una forma de exclusión social que ha existido desde que la tecnología llegó – o no – a las aulas. Entre otras cosas, la educación digital aporta beneficios en términos de aprendizaje, comodidad de llevar varios libros en un dispositivo, y la relativa velocidad de comprensión para los nativos digitales. Este artículo de El Mundo confirma que el no tener los dispositivos adecuados resulta en una falta de habilidades digitales que luego lastra a su aprendizaje. En un estudio del pasado mes de julio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) basada en entrevistas en colegios gueto (cuyo nivel de competencia digital de las familias es muy bajo), “las respuestas de los docentes constataron notables carencias en el alumnado en funciones básicas de comunicación, normas de conducta o autoprotección, en especial para fines educativos”. Los confinamientos han desvelado carencias digitales de las familias más vulnerables, como comentó un profesor de la FAD, “Veo en los alumnos una confusión en la competencia digital. Saben utilizar el móvil, chatear, ver porno, usar apps, pero existe un desconocimiento sobre cómo usarlo como herramientas de trabajo. Las familias saben acceder a Facebook, pero descargar un archivo para ver las notas es otra cosa”. El gran problema con esta situación es que si no se aprende a interaccionar desde una temprana edad no podrán ejercer poder cuando es necesario influir en los demás, ya que en muchos ámbitos, incluyendo el laboral, dependen de la colaboración en plataformas online. 

#brechadigital

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